
En 2007 el Consejo Regulador encargó un estudio sobre la denominación a la consultora AcNielsen cuyas principales conclusiones fueron que la marca carecía de reconocimiento y notoriedad y que sus vinos no se asociaban con Extremadura. Por estos motivos, el organismo ha decidido reformar la imagen de la marca y diferenciarla.
En las nuevas etiquetas corporativas aparece la marca de Extremadura con el objetivo de que los consumidores que no conocen estos vinos los asocien con su origen. Para ello, en primer lugar se ha hecho una búsqueda de elementos identificativos de la zona, se ha elegido una cepa, uvas tanto blancas como tintas y el concepto de tierra que apoya la cepa. Todos los elementos utilizan los colores de la bandera de la Comunidad de Extremadura: verde, blanco y negro.
La imagen va acompañada de una leyenda “Memoria de nuestra tierra”, seleccionada porque “transmite el equilibrio que poseen nuestros vinos.
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